Pertenece a la familia de los carotenoides como el beta caroteno, sustancia que no puede ser sintetizada por el organismo por lo que debe ser ingerida a través de la alimentación.
En nuestra dieta obtenemos licopeno a partir de alimentos muy definidos, fundamentalmente a través del consumo de tomates y sus subproductos y de la sandia. En el caso del tomate maduro su contenido en licopeno puede llegar a alcanzar el 83%.
Algunos estudios han demostrado que la absorción intestinal del licopeno es mayor cuando se consume caliente, por ejemplo, en salsa (hasta 2.5 veces más de absorción) que si se toma el alimento en fresco o en zumo. Esto es debido a que el licopeno se absorbe mejor a través de las grasas y a temperaturas altas ya que de este modo se rompe la pared celular del fruto que es lo que impide la absorción del licopeno.
En el organismo el licopeno está presente tanto en sangre como en tejidos concentrándose especialmente en la próstata lo que podría explicar su fuerte acción preventiva en la aparición del cáncer de próstata. También encontramos una alta concentración de licopeno en los pulmones, el hígado, el colon o la piel.
Posee propiedades antioxidantes y actúa protegiendo a las células del proceso oxidativo producido por la acción de los radicales libres que son los principales causantes de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o el envejecimiento celular.
Cada vez existen más estudios que sugieren que el consumo de licopeno tiene un efecto beneficioso para la salud reduciendo notablemente la incidencia de patologías cancerosas sobre todo el pulmón, próstata, tracto digestivo.
También existen evidencias científicas de que previene la degeneración macular que es la principal causa de ceguera en mayores de 65 años.
Estudios realizados por investigadores de la Universidad de Harvard reveló que el consumo de licopeno redujo en un 45% la posibilidad de desarrollar cáncer de próstata en una población que tenía en su dieta al menos 10 raciones semanales de tomate fresco o de cualquiera de sus subproductos.
Por otro lado, otras investigaciones demostraron que el consumo de licopeno ayudaba a reducir el colesterol malo (LDL).
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