Consigue incrementar el proceso generado por la hipodermis, estimular la circulación sanguínea y acelerar el metabolismo de la piel. Se utiliza tópicamente. Puede aplicarse sólo o mezclado con esencias.
Está indicado en las infecciones y problemas de la piel, rigidez articular, males musculares, artritis, reumatismo, retención de líquidos (celulitis) y problemas del sistema nervioso por su poder relajante.
Modo de empleo
Belleza de la piel. Se aplican mascarillas, para pieles secas una vez por semana y en pieles grasas dos por semana. Aplicar el fango sobre la cara, en una fina capa, extendiéndola como una crema; colocar sobre la cara una toalla caliente y escurrida, manteniéndola de 7 a 10 minutos en caso de pieles secas y de 10 a 15 en caso de pieles grasas. En ocasiones, después de la mascarilla, aparecen unos puntitos rojos debidos a la limpieza realizada que desaparecen a los pocos minutos.
Tratamiento del cabello. Para evitar la caída del cabello puede usarse el barro negro mineral dándose masajes en el cuero cabelludo. Ayuda a fortalecer las raíces del pelo, eliminando la caspa y el exceso de grasa.
Tratamiento de artritis y reumatismo. Antes de acostarse, extender el barro sobre la parte dolorida, en una capa gruesa, colocar encima un folio de plástico delgado y cubrir con una toalla caliente como compresa, envolviendo y fijándola bien. Debe mantenerse caliente durante 20 minutos. Repetir el tratamiento durante 4 a 6 días seguidos, continuando el tratamiento unos días más si los dolores son persistentes.
Retenciones de líquidos (celulitis). El fango tiene acción drenante.
Hidroterapia. Combinado con saunas, duchas a presión y bañeras.
En varicosidades. Tanto internas como externas. Aplicar el fango y sumergir las vendas en sales.