Debido a esto es considerado como un gran aliado para aumentar las defensas del organismo así como un buen reconstituyente tras una enfermedad o como prevención de afecciones respiratorias como pueda ser la gripe, resfriados y alergias. También ayuda a bajar la fiebre.
El zumo de grosellas ha sido también muy utilizado como antiséptico y como purificador de la sangre.
Sus frutos maduros actúan como laxante suave y se dice también que son de gran ayuda para aliviar las molestias propias del reuma o de la gota.
Las hojas del grosellero negro tienen un efecto diurético y depurativo siendo muy eficaz para la eliminación de pequeñas piedras o arenillas del riñón y para mantener la tensión arterial en valores normales.
Uno de los principales componentes de las hojas del grosellero negro es el “acido gammalinoleico” (GLA) llegando a concentrar casi la misma cantidad que el aceite de onagra o el de borraja.
Este acido es el impulsor de una molécula neurotransmisora llamada prostaglandina E1 con efectos reparadores en nuestro organismo entre los que destaca la regeneración celular.
El grosellero negro también posee una función vasodilatadora lo cual evita que se formen coágulos. Esta función vasodilatadora hace que favorezca la circulación ocular convirtiendo al grosellero negro en una gran ayuda cuando se quiere mantener o aumentar la agudeza visual o incluso frenar el avance de la miopía.
Se dice del grosellero negro que es un corticoide natural convirtiéndolo en un gran antiinflamatorio en caso de dolores articulares y con la ventaja de carecer de los efectos secundarios presentes en los corticoides sintéticos.
Otra propiedad del grosellero negro es que estamos ante una planta antiasmática y antialérgica lo que la hace muy indicada también para combatir crisis alérgicas de todo tipo.
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