En las antiguas civilizaciones orientales, hombres sabios amantes de la naturaleza, que en su entorno es muy rica, practicaron concienzudamente el arte de curar, seleccionando y extrayendo de las plantas, substancias activas que les permitieron afrontar de forma eficaz la casi totalidad de las dolencias.
La consuelda u oreja de asno (Symphytum officinale) es una planta que vive en las zonas húmedas del norte de Europa y algunas partes de los Pirineos y se ha usado tradicionalmente para tratar las fracturas óseas y torceduras.
El harpagofito (harpagophytum procumbens) o garra del diablo tiene propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antirreumáticas efectivas. Alivia los dolores musculares, artrosis, reumatismo, articulaciones, fibromalgias, gota y de contusiones.
La cúrcuma (Cúrcuma Longa) es una planta originaria de la India. Es una planta usada principalmente para tratar el dolor; es decir, antiinflamatoria.
Los rabos de cerezas (Prunnus avium L.) tienen un sabor amargo y astringente y con propiedades diuréticas, analgésicas y se emplean en productos para dietas de control de peso.