(Fuente: Eroski Consumer) Una correcta higiene de la zona y una serie de precauciones minimizan los problemas y garantizan la ausencia de infecciones ante la colocación de un piercing.
La colocación de un piercing es una práctica habitual que no está exenta de problemas: en uno de cada tres casos provoca alguna complicación. Las semanas que siguen a la implantación son claves para evitar inflamaciones e infecciones. No se deben menospreciar estos efectos adversos y hay que ponerles tratamiento, ya que se han dado casos de infecciones generalizadas, incluso de hepatitis y tétanos secundarios. También se han documentado infecciones de válvulas cardiacas (endocarditis infecciosa) en personas con lesiones valvulares previas.