El ajo blanco (allium sativum) ya era utilizado por los egipcios para tratar diversas patologías debido a sus propiedades cardiosaludables, antibióticas o bactericidas. Quizás su único punto en contra sea su fuerte sabor y que pueda producir algún malestar estomacal en personas con problemas digestivos.
Estos problemas se han resuelto con el consumo de lo que se conoce como "ajo negro".