Debido a su importancia en la formación celular es imprescindible su consumo durante el embarazo ya que mantener los niveles correctos de acido fólico durante la gestación previene tanto a la madre como al bebe de sufrir distintas patologías, así al bebe le previene de malformaciones cerebrales o de sufrir espina bifida o anemia megaloblastica, mientras que a la madre la previene de sufrir eclampsia, hipertensión o albuminuria.
Como todas las vitaminas que conforman el grupo B el acido fólico es hidrosoluble, aunque el organismo almacena en el hígado la cantidad necesaria para un correcto funcionamiento celular.
Las principales fuentes alimenticias de acido fólico son el hígado de ternera, pescado azul, la espinaca, el brócoli o la escarola, el melón, el aguacate, la patata, el plátano, las lentejas, las alubias, los cacahuetes, el melón, las semillas de girasol.
Rara vez se produce una deficiencia de esta vitamina pero cuando se da algunos de sus síntomas son la perdida de apetito y de peso, dolor de cabeza, taquicardias, lengua dolorida o debilidad.
A diario debemos ingerir alrededor de 400 mcg de acido fólico; las mujeres embarazadas o que quieran quedarse en estado deben consumir unos 800 mcg diarios.
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